viernes, 11 de marzo de 2011



Una vez me dijeron que el exterior es el reflejo de nosotros mismos.
El sueño de la realidad no es mas que la ilusión que la mente genera, rodeando nuestra vida de cosas hermosas, conectándonos con nuestra alma, por medio de los sentidos, pero existen momentos en los que logramos intervenir en el medio con el sexto sentido. En allí donde intuimos por medio de un detalle o una sensación un estado unificado de nuestro ser.
Aveces olvidamos que lo pequeño e insignificante puede ser esencial para comprender estos estadios, creativos, armoniosos, donde solo existe el amor, amor a la vida, amor al ser y a la creación.

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